jueves, 31 de marzo de 2011

Reset

Estoy cansada. Mis alas están cansadas, deshechas en suaves plumas blancas que se han quedado abandonadas a lo largo del recorrido.

En los suspiros se me va el alma y mis ojos secos examinan la nada. Mi cuerpo se cimbrea con inercia, mientras mis pies recorren de nuevo el camino. Arrastrando las suelas por una senda pedregosa salpicada de cristales rotos que reflejan la luz como pequeñas estrellas. Mi cuerpo pasea con pasmosa tranquilidad, repitiendo como siempre el giro de la rueda que no es el destino sino la rutina.

Fastidiosa rutina.

Mi alma se desangra por los miles de cortes que las estrellas trazan en dibujos entramados como finas ramas de un rosal en la planta de los etéreos pies que mecánicamente la sostienen. Miro, hablo, me siento, me levanto. La ventana traza un rectángulo de luz frente a mí. Mis ojos siguen desinteresadamente el movimiento de las motas de polvo.

Me hablan, hablo. Silencio.

En mi cabeza resuenan ecos. Cada palabra, tanto filosas como contundentes, se agita con cada gesto que realizo dentro de mi ser doliente.

Estoy cansada. Entrecierro los ojos temiendo cerrarlos por miedo a que los susurros que se me repiten como dagas finalmente ganen la partida y alcancen... ¿Mi corazón?

Al pensarlo se me escapa una risita sesgada. Es mi propio corazón el que me despedaza. Un corazón empapado en jugo amargo, que gotea lentamente y es bombeado a todo mi cuerpo contaminándolo con tan letal ponzoña.

El paisaje se mueve en la pantalla que me separa del mundo. Vuelvo a casa. Llego y tiro la mochila y los libros.

"¡Estoy en casa mamá!"

Vagamente escucho su repuesta y más vagamente todavía mi propia contestación. El día ha ido bien, mamá. Como siempre. Como cada día. Solo una muesca más que añadir a la larga lista de cicatrices vitales. Me han hecho daño otra vez, mamá. Ya sabes, nada especial, lo de siempre.

Click. Vaya, alguien ha subido algo nuevo a mis paginas habituales. Pestañeo. ¿Me ha querido alguien en mi ausencia? No tengo mensajes nuevos. Pestañeo. Videos cómicos en youtube, videos dramáticos en youtube, videos de aventuras en youtube. Pestañeo, pestañeo, pestañeo.

Click.

Sí, mamá, la universidad ha estado bien. ¿Qué? Sí, claro, lo sé. Siempre lo sé. ¿Por qué insistes? Te he dicho que ya lo sé. Lo sé. Déjalo. Me aplastas. Calla. Ya lo sé, deja de repetirlo.

Me echo en la cama tras apagar el ordenador directamente en el botón de cierre. ¿Se perderán datos? Está bien, que se pierdan. Click. La luz artificial del portátil se desvanece suavemente.

Desde el colchón miro atentamente el proceso. Envidiosa, le doy la espalda para cerrar la jornada con una noche poblada en las pesadillas que se forman a partir de los horrores de cada día y reflejan sobre la curvada superficie de lágrimas silenciosas la angustia, el desgaste a que mi mente, mi alma, mi corazón, se ve sometido.

Son solo 18 años, mi cielo. Espera un poco más. Reza al impasible e improbable Dios, que ya pronto se termine la etapa.

Mientras cierro los ojos agotados de mirar la vida recuerdo anhelante el mensaje del ordenador. "Es posible que se pierdan datos que no se hayan guardado previamente, ¿está seguro de que quiere apagar?"

Sí, apaga.

Y si tienes algo de compasión, después, dale al reset.

Pero no me dirijo al ordenador. Yo sé, tú sabes, él sabe, ella sabe, ellos y ellas saben... Que no me refiero al ordenador.

"Reset. ¿Está seguro? Si le da a aceptar se borrarán todos los datos de estos 18 años que no hayan sido guardados."

Sí, estoy segura. Aceptar.

Click.

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