viernes, 15 de julio de 2011

No sé

Muchas veces encontramos palabras ajenas que parecen sacadas de nuestra propia mente...

Esta ocasión no es una de ellas.

Tengo tantas páginas llenas con garabatos ilegibles y tachones confusos con un sentimiento al que aún no he sabido dar auténtica forma en palabras coherentes. Tanto tiempo dedicado a una misma emoción. Tan poco que sacar en claro de tanta tinta derramada en trazos vacilantes. No he sido aún capaz... de explicarlo. De explicármelo, en realidad. Sencillamente no tiene sentido.

¿Cómo pretender explicarlo a otro si yo misma me pierdo en contradicciones? Tan dulcemente amargo, tan sublimemente decadente...

Me han preguntado no una sino muchas veces (no diré cien, pero se van acercando): "¿Por qué?" Mirándome con ojos inocentes algunos, acusadores otros, comprensivos algunos más... Los que más me emocionan son los primeros, los que más dolor me causan los segundos, los que me hacen querer llorar los terceros.

"¿Por qué?"

Ay, si supiera... Para solucionar un problema, lo primero es encontrar el problema. Yo no sé en donde está. Quiero decir en qué parte de mí está. Yo soy el problema, pero claro, solucionarme a mí llevaría en el mejor de los casos un par de siglos... Y yo no soy tan paciente. Ciertamente si supiese en qué parte está el quid podría comenzar a pensar en la solución. O simplemente arrancarlo. Sí, probablemente arrancarlo sería lo mejor.

Algo anda mal en mí y no soy capaz de descubrir el qué. No me importaría si el problema fuese simplemente mío, sufrir en silencio me parece un hermoso sentimiento a atesorar. Se convierte en el problema cuando se escapa de mi mundo y derrumba otros sin mi consentimiento. Se convierte en algo aún peor cuando lo hace con mi consentimiento porque soy incapaz de sostenerlo más.

¿Tú qué sabrás?

No sabeis por qué, y sin embargo ahí estais. Preguntando con el tono del que sabe algo. El que cree que por el mero hecho de ser humano como yo nuestros sentimientos tienen dimensiones similares. Lo siento, pero no es así. Tú tienes algo que yo no. Algo que yo deseo... realmente deseo tanto...

Tú tienes una razón para lo que haces.

Tú tienes la posibilidad de contestar "Porque siento esto, porque siento lo otro". Yo no tengo un sentimiento a confesar. Solo el vacío. Y el vacío no es una razón, al menos no para las otras personas.

Si a alguien le digo "No es un sentimiento, es un vacío de sentimiento" inmediatamente lo relacionan con tristeza. Sí, estoy triste, estoy rota... pero no es ése el sentimiento al que me refiero. Te equivocas, te equivocas totalmente. La tristeza es la sombra dentro del agujero, no el propio agujero.

No es que no haya nada tampoco, hay "vacío", algo intangible en el lugar donde debería estar otra cosa, algo que yo y otra persona deseamos que estuviera ahí.

Lo quiero, lo quiero, egoístamente lo quiero. Daría lo que tengo por lo que no. Aunque claro, tomémonos un momento para reírnos de esta última frase, ya que es el arrogante sino del ser humano. Nunca estaremos satisfechos... ¿Qué hacerle? Yo también, por desgracia, soy un ser humano.

Al menos dejadme decir que no lo quiero solo para mí (y digo, solo, porque la falsa modestia es una auténtica molestia para mí). Y, por favor...

No preguntes por qué, solo conseguirás hacerme pensar, y pensar en los tiempos que corren es un pecado enorme, porque quien piensa descubre, y la verdad en un mundo como éste te hace libre, sí... Porque la muerte es la única libertad completa.

No preguntes por qué, ya que no voy a llegar jamás a la conclusión hasta hallar su inversa. Si la encuentro.

No preguntes por qué, como si con el paso del tiempo, por mucho que en ese devenir mi mundo permanezca estático, pudiera llegarme la inspiración y gritar eureka.

No preguntes por qué. ¿Que por qué no preguntar?

No lo sé. Porque no lo sé.

Y aunque lo supiera... ¿por qué te lo iba a explicar? Si de todas formas no te cambiará la vida. Solo las conclusiones a las que se llega por uno mismo lo hacen.

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